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Abracadabrantes

viernes, 14 de marzo de 2014

Eternamente.

Él era feliz, por fin lograría su objetivo, por fin alcanzaría su sueño; ella también lo era, estaría con esa persona perfecta para siempre. Y ambos estaban equivocados.

El chico miraba el suelo, con semblante triste, ella intuía el por qué: hacía una semana su madre había fallecido. Entonces, él alzó la vista para contemplar los ojos azules de la chica.

-Marie, ¿tú me amas?- Preguntó, ella le miró, sonriente.

-Sí, te amo, te amo con toda mi alma, siempre te he amado.- Gritó.

-Marie, ¿darías la vida por mi?- Preguntó él, de nuevo, en voz baja.

-Sí, moriría por ti.- Dijo ella, radiante.

-Juralo.- Pidió él. Ella le miró con una pequeña mueca, había notado una chispa de rabia en su voz.  

-Lo juro, Thomas, lo juro.- Asintió, y lo dijo de verdad. Él mostró una sonrisa y no lo pensó si quiera cuando tomó a la joven y la lanzó al río que tenían delante.

El chico vio cómo ella gritaba y le suplicaba ayuda, vio cómo agonizaba mientras moría atrapada por esas aguas heladas.

Thomas esperó con esa sonrisa permanente, tuvo que reconocer que la echaría de menos, pero era necesario que muriera. Siguió esperando hasta que una figura creció de las aguas cristalinas.

Era ella, Thomas sonrió, por fin había llegado el momento.

La princesa dejó que el joven la viera y con su semblante siempre sereno, y le mostró los cuerpos de las únicas dos personas que habían sido capaces de dar la vida por él. Thomas reconoció a su madre y a Marie, mostró una mueca y gritó.

-¿Y ahora? ¿Y ahora que te las he entregado, por fin seré inmortal?

-Creo que no me entendiste bien, querido.- Dice la princesa con la voz tan dulce que casi perecía que estuviera cantando.

-¿Qué? ¿Qué quieres decir?

-Te pedí a tres personas que fueran capaces de dar la vida por tí, tres personas. Tu madre, Marie, y ¿quién más? Falta una persona Thomas, falta una.- Dijo la mujer.

-¿Qué? No. No es posible. Me estas mientiendo ,bruja, me estas mintiendo.- Dijo.- Yo ya soy inmortal, tú sólo quieres engañarme. Siempre seré joven. Dijiste que si te entregaba a las personas que darían la vida por mí, sería inmortal.- Se podía percibir el miedo en su voz, pero también la seguridad. 

La princesa de la eterna juventud esbozó una sonrisa. Tal vez hubiera mentido.

-Y puedo demostrartelo. Puedo demostrarte que nunca moriré. Lo haré ahora mismo.- Y Thomas, seguro de su inmortalidad, tomó la daga que la princesa de la eterna juventud había colocado premeditadamente y se la clavó en el pecho sin demora.

El joven intentó hablar, pero pronto comprendió que estaba muerto.
La princesa tomó su cuerpo mientras el joven se desangraba.

-¿Sabes, Thomas? ¿Sabes por qué nadie logra la inmortalidad?- Preguntó.

"Porque las personas buenas no son capaces de hacer que alguien muera por su causa, y las malas no son capaces de encontrar a tres personas que les quieran de verdad."




12 comentarios:

  1. Espectacular como siempreeeee, me encantó!!
    Un besote :)

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  2. Impresionante, me encanta la frase del final :') Pobre Marie y pobre madre... En fin, no tengo más palabras *oo*

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  3. Omg que increíble :33
    Y coincido con Irene, la frase del final me encanta ^^
    besitos

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    1. Muchas gracias, Shine *.*!!!! Me alegro de que te haya gustado!

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  4. fantásticoo y preciosa la frase final :)

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  5. Es precioso y, a la vez, inmensamente triste :') Me ha encantado. Por favor, no dejes de escribir, ¿vale?
    Un besao :)

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    1. Jo, gracias, Valquiria es un placer escribir para lectores como vosotros!
      Tranquila, no lo haré!
      Otro ENORME para ti!
      :) :D

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  6. estoy de acuerdo con valquiria: no dejes de escribir para tus fieles lectores :) que lo haces genial y tus relatos siempre son especiales. yo disfruto mucho leyéndolos.
    un beso

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    1. Jo. Muchísimas gracias, me acabas de sacar una sonrisa enorme. Tranquila, que no dejaré de escribir y compartirlo con vosotros!

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